“Si para nuestros productores ya era complicado acceder al financiamiento, una tasa de interés del 40% las aleja aún más del crédito. Es por ello que veríamos con agrado que el Gobierno nacional fije tasas especiales para las Pymes y se reinstauren las Líneas de Crédito para la Inversión Productiva”, aseguró Eduardo Rodríguez, flamante titular del sector de Economías Regionales de CAME.
El panorama es aún más complicado si se tienen en cuenta los costos energéticos, logísticos y laborales. “Bajo estas condiciones, alcanzar rentabilidad y competitividad pareciese difícil”, agregó Rodríguez.
La preocupación se presenta tanto en los sectores exportadores como en aquellos que destinan su producción al mercado interno, y esto sucede porque gran parte de los insumos utilizados para la producción agropecuaria están atados al precio de la divisa norteamericana.
Desde CAME vemos como positivo que para evitar la distorsión de precios, el gobierno implemente medidas, como por ejemplo la del combustible (que congeló el precio por 2 meses) para evitar que el incremento de la divisa se traslade a precios.
En la estructura de costos de las producciones regionales, la energía tiene una incidencia de aproximadamente un 30%, al igual que los salarios, mientras que el resto (servicios, impuestos, seguros, combustible, etc.) representa un 40%.
Con respecto al costo laboral, “estamos solicitando la pronta reglamentación de los artículos 167 y 173 de la Ley N° 27.430 para que se contemple, de forma urgente y para aquellas actividades primarias de las economías regionales, un Mínimo No Imponible (MNI) de 12 mil pesos para las contribuciones patronales, beneficio fijado recién para el año 2022”, enfatizó el titular de Economías Regionales de CAME.
Otro incremento que impacta en el sector es el de la energía, más precisamente sobre aquellas producciones electrodependientes. Además de requerir tarifas diferenciales acordes a la escala productiva y quita de tasas, impuestos y fondos especiales provinciales y municipales, para ir adecuándose gradualmente al nuevo esquema tarifario, los productores PyMES primarios precisan poder acceder a créditos blandos para la reconversión de su matriz energética.
A pesar de todo, un haz de esperanza se vislumbra debido a la reciente apertura de nuevos mercados, las constantes iniciativas de diálogo público-privado y la desburocratización y simplificación de los trámites que debe realizar el sector productivo ante el Estado.